lunes, 15 de febrero de 2010

Interminable.


La luna redonda y blanca y brillante era lo unico que se veía desde la ventana de mi habitación. Un aullido hizo que un escalofrío recoriese mi espalda. Hacía ondear la tela del camisón, y me hacía recordar aquello que no quería que pasase. Tenía miedo, y empezaba a tener pánico. Un espanto real ante lo que podía pasar si te marchabas de allí.Mientras te miraba, deseaba que nunca acabases.

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